miércoles, 17 de diciembre de 2008

MAGNETISMO ETÉRICO

Nuestro conocimiento de la electricidad es más o menos reciente y aunque se han llegado a hacer amplias aplicaciones de esta energía inasible, ignoramos aún su naturaleza intrínseca. Empero, avances recientes en su conocimiento, demostraron que su distribución es mucho más extensa que lo que se había supuesto; es más, hoy puede decirse que la electricidad es omni-penetrante y para probarlo sólo sere quieren instrumentos suficientemente sensibles.Desde hace tiempo se sabe que el cuerpo humano es semejante a una batería, que las reacciones nerviosas transmiten por medio de débiles corrientes eléctricas que recorren las fibras nerviosas y que la conductividad eléctrica del cuerpo varía en relación con los estados emocionales del sujeto. En fecha reciente se ha hecho conocer un instrumento tan sensible que no sólo demuestra que el cuerpo humano emite energía eléctrica, sino que llega a medir la cantidad existente en diferentes individuos, encontrándose que es mayor en los jóvenes y viriles y menor en los ancianos y en los que tienen salud endeble.En este sentido se abre un amplio horizonte para el trabajo experimental y es del caso advertir la estrecha concordancia que revela con las tradiciones de la Ciencia Oculta, porque esta energía eléctrica del cuerpo humano es aceptada por los Iniciados desde antiguo aunque se la conocía con otros nombres que los que adoptó la Ciencia Moderna para los nuevos hechos, y que, como bien se sabe,constituyen la base de muchos de los fenómenos ocultos.Las aplicaciones de la energía eléctrica en nuestra vida diaria son más que conocidas, pero es lamentable que el valor de este conocimiento esté viciado por un cúmulo de supersticiones y por la autosugestión. Es menester determinar el término medio entre un obstinado desprecio por todo lo que implique influencias sutiles,aunque nos exponga a diversos malestares innecesarios y una sensibilidad enfermiza que desemboca en la hipocondría.Reconocer la realidad de una influencia no significa someterse a ella.Hay dos maneras inteligentes de reaccionar: una, aprendiendo cuanto podamos respecto de ella y utilizarla como si se tratara de una medicina que necesita el control de sus indicaciones y dosis; otra,aprendiendo la manera de neutralizarla o desviarla si es que en determinadas condiciones resultara deletérea.En tanto que la ciencia experimental fue evolucionando posibilitó un acuerdo con la tradición esotérica al sostener que toda criatura viviente es una batería eléctrica y ha aprendido a medir cuantitativamente ésta energía; su próximo paso consistirá en demostrar los cambios cualitativos de esta batería viviente. Esta diversidad de cualidades es reconocida con claridad por la ciencia esotérica que las clasifica según las siete influencias planetarias através del uso de varios métodos adivinatorios que sirven como pruebas indicadoras. Por dichos medios se llega a una rudimentaria aproximación, aunque cabe esperar que la ciencia experimental provee a los métodos de prueba y medición que se requieren.En tanto, tomaremos las doctrinas esotéricas como hipótesis para nuestro trabajo que tiende a mostrar sus aplicaciones prácticas en lavida cotidiana y aunque los experimentos al respecto sean modestos,pronto nos convencerán de la realidad de las influencias a que nos referimos.Primero y ante todo corresponde concebir a toda forma animada o inanimada como generadora de un campo magnético. Luego concibamos el cambio de magnetismo entre todos los objetos que entran dentro del campo eléctrico de otros. Recordemos, asimismo, que ese magnetismo varía tanto cualitativa como cuantitativamente y que esa variación depende de la naturaleza del ritmo de su pulsante energía. Por consiguiente, se deduce que recibimos de continuo influencias electromagnéticas de una sutil naturaleza, por parte de todo lo que toma contacto con nosotros, en lo que se incluye a toda persona con la que tenemos alguna relación. También se desprende que cada una de ellas tomará energía eléctrica nuestra de acuerdo a sus naturalezas individuales.Sin embargo, no debe considerarse que todo intercambio de energía magnética sea o se parezca al vampirismo, pues está lejos de ser éste el caso.
Dar y recibir magnetismo es lo normal en la vida humana,tanto, que su carencia nos daña como si se tratara de la falta de vitaminas, las cuales igualmente constituyen factores sutiles y no siempre bien comprendidos en la economía física de las criaturas vivientes.Hay un intercambio de magnetismo que es por demás estimulante tanto como para el que lo da como para el que lo recibe y la interrupción del circuito origina distintas patologías nerviosas que sólo pueden curarse cuando se lo restablece. Sin embargo, este intercambio puede estar sujeto a ciertas patologías que consideraremos más adelante.Puede observarse sin esfuerzo la reciprocidad de la influencia magnética en la relación madre-hijo. Un infante no puede crecer convigor integral sin el íntimo amor personal y contacto de alguien quese ocupe de él en calidad de madre. De lo dicho no cabe duda; por eso hoy ya no se reúne a los niños como en rebaños, en grandes orfelinatos, sino en pequeñas casas individuales, en grupos poco numerosos, porque se ha probado que la mortalidad era mucho más alta en aquellos y el índice de inteligencia notoriamente bajo. Es tan evidente la influencia del magnetismo materno que un médico muy conocido recomienda a las madres muy nerviosas que no tengan sus hijitos en brazos a no ser que usen un almohadón que aísle al niño desu perturbadora influencia magnética.La influencia del padre es tan importante como la de la madre, sólo que llega al niño por la mediación de ésta; de ahí que se observe la diferencia entre la influencia que transmite al hijo una mujer feliz y segura en su matrimonio y la que traslada una esposa insegura ydesdichada. Sin embargo, cuando el niño crece, se desprende poco apoco de la influencia materna y se torna cada vez más receptivo al magnetismo paterno que lo introduce en la mente grupal de la raza y lo convierte en un miembro de ella. Porque de la misma manera que la madre da a luz al infante como individuo físico separado, el padre lo alumbra como individuo social. Quizás en general se subestime el papel que desempeña la vida racial en nuestra individualidad y no reconocemos lo suficiente que el hombre es un animal social y que el grupo de sus relaciones es parte de su ser mental como cualquier otro instinto.En esta relación social, sea mundana o psicológica, el padre es lo mas importante. Es un error dejar al niño bajo la dirección de la madre después que haya pasado el período infantil. El hijo estará muchísimo mejor con la disciplina masculina, que aunque más ruda que la de la madre, no dará tanta importancia a las menudencias ni picardías y actuará con rigor cuando los hechos lo exigen. El trato severo es mejor que el blando y cariñoso de la madre. Más libertad y menos ternura es mejor preparación para la vida que el "amor materno" cuando se dispensa de manera poco sabia.
Los especialistas mentales conocen bien el resultado producido por la prolongación excesiva del sensibilizante magnetismo femenino y la carencia consecuente del vigorizante magnetismo masculino. Por esta razón debe ser la familia y no el individuo la unidad social principal de lo que se desprende que los experimentos de pedagogía infantil al respecto, emprendidos en la Rusia Soviética, deberán modificarse, como también, y por la misma causa el amor libre resulta inconducente desde el punto de vista moral y social, puesto que anula la posibilidad de que el niño crezca lozano y fuerte en el ambiente hogareño; la tierna criatura necesita del hogar como el ave del nido. Es solo el hogar, en efecto, el que prodiga al niño las condiciones magnéticas para su normal y feliz desarrollo.En el magnetismo inmediato del regazo materno el infante recibe durante los primeros años las esenciales vitaminas espirituales.Luego, en la atmósfera vigorosa y protectora que genera el padre recibe las influencias esenciales para su desarrollo como ser social.Es difícil hallar sustitutos adecuados para estas dos relaciones personales. La materna es quizá la que tiene más posibilidad de reemplazarse, porque casi todas las mujeres se encariñan instintivamente con cualquier criatura que esté a su cuidado; pero el hombre común es raro que experimente orgullo por el hijo ajeno. Este orgullo familiar, que está tras él, es un inestimable soporte para el adolescente que le ayudará a encontrar su camino en el gran mundo que se abre a su mirada.No existe reemplazante para el magnetismo que emite el afecto, la felicidad, el orgullo y la fidelidad de un seguro círculo familiar, y los niños que forman parte de él se lanzan a la vida con incalculables ventajas respecto de los que nacieron en hogares mal avenidos, inarmónicos. Además tenderán a reproducir, por gravitación, las condiciones ambientales de la casa paterna, cuando les llegue el turno de formar hogar y tener hijos............. ......... ......... ......... ......... ......... ......... ......... ......... ......... ......... ......... ......... ......... ......... ......... ....
El magnetismo etérico desempeña una parte muy importante en la relación de los sexos. Por lo general pensamos que es sólo física y emocional, no entendemos que también es etérica, y que éste es un factor en extremo valioso y que explica mucho de lo que no puede aclararse de otra manera.Quien observe la vida de hombres y mujeres verá que si un grupo es femenino por numeroso que éste sea, se aísla de toda asociación masculina, desarrolla una peculiar atmósfera mental y toda suerte de rasgos neuróticos. Esta degeneración no se produce en el caso de los hombres; en efecto, cada tanto tratan de aislarse de la sociedad femenina de manera que puedan "volver a ser sí mismos", sin restricción alguna. También hay que hacer notar, que en un grupo femenino, aunque incluya solteras, si trabajan y tienen relaciones sociales con hombres, no se produce esa atmósfera peculiar ni las condiciones neuróticas antes dichas.La explicación radica en que la mujer recibe magnetismo etérico del hombre, ante cualquier grado de simpatía mutua, ya se trate de la camaradería en el trabajo, o las comunes relaciones sociales de baile o de recreaciones. La dosis de magnetismo que ella recibe de él, es proporcional al grado de simpatía que se tengan, el cual va desde la simple amistad, todos los grados del festejo, amoríos y noviazgos,hasta la consumación de la unión física. Lo mismo que con las vitaminas, cuando el magnetismo es defectuoso, produce síndromes de carácter enfermizo en el curso del tiempo; sólo se requiere una pequeña cantidad de magnetismo esencial para mantenerse sano.El hombre, por su parte, emana de continuo ese magnetismo; por eso el aislamiento de la compañía femenina no le plantea problemas. Por el contrario, si constantemente se rodea de mujeres que absorben su magnetismo –en especial si es el único hombre del grupo– consume mayorcantidad del que produce, de modo que instintivamente busca la camaradería de círculos masculinos con exclusividad para utilizar su magnetismo con fines personales y readaptar su personalidad sin interferencias. El hombre que está siempre en compañía de mujeres y no tiene compañeros masculinos, tiende a perder su personalidad y a volverse negativo. Es conocido el ejemplo del hijo de la familia compuesta por hermanas solamente y cuyo padre ha desaparecido.Con frecuencia se hace notar que hay una curiosa discrepancia en las relaciones sexuales en la que mientras el varón tiene una definida necesidad física de la mujer, ésta no la siente en igual medida, pero la diferencia es más aparente que real, porque la mujer tiene justamente una definida necesidad etérica del hombre como la necesidad física de éste por ella. Éstos son los caracteres que mantienen unidas a parejas de rasgos por completo incompatibles, de las que podría pensarse que serían más felices separadas, pues parece que la unión sólo sirve para desavenencias y riñas; sin embargo –es curioso–sienten una extraña necesidad mutua y no están bien cuando uno se aleja del otro. Este lazo perdura y une, aun cuando haya divorcio,hasta que llega el tiempo en que cada uno por su parte forma otro hogar. Es notable el profundo conocimiento de la psicología sexual que revela la antigua ley inglesa de divorcio, que como todas las leyes comunes, surgió ajena a todo precedente y experiencia. Esta ley establecía que si el adulterio se perdonaba, si el culpable volvía aser aceptado en la vida conyugal, la ofensa no justificaba el divorcio. Esto parece psicología esotérica, pues el restablecimiento de las relaciones maritales renueva el vínculo magnético que se interrumpe con el adulterio.En un matrimonio feliz, donde exista afecto y la natural relación física sexual –y ningún matrimonio puede sostenerse sin estos dos elementos–, se forma gradualmente un cuerpo magnético que incluye aambas personalidades en un aura común. Ésta es el aura del que son co-partícipes y en esto consiste el significado real del matrimonio,bien diferente, por cierto, de las relaciones irregulares. Es digno de destacarse el hecho de que durante el período en que solicitaban pensiones gubernamentales las compañeras de los combatientes en la guerra 1914-1918, se reveló un número tan grande de uniones ilegales que funcionaban normalmente como matrimonios, que debió llegarse a un nuevo criterio en el otorgamiento de pensiones, según la situación real, pues la mujer que había vivido de modo regular como esposa,tuvo, gracias a ese re-ajuste, derecho a pensión en caso de separación o fallecimiento de su pareja. Estas uniones extralegales poseen, en esencia, las mismas cualidades que las reconocidas por la Iglesia y el Estado.Esta aura es lo que en realidad constituye el hogar. Una pareja puede constituir su hogar en una simple habitación, sin desmedro de éste;puede formarlo en una caravana que se desplace de un lado a otro,siempre que exista continuidad de permanencia, porque el magnetismo incluye los objetos de uso diario. Este hecho descubre la elocuencia de la expresión popular: "Formemos un hogar", que incluye los avíos yutensilios que se utilizan en la vida cotidiana.Fuera de este aura la vida es por entero diferente de como lo es dentro de ella, pues de ahí surge un poder peculiar que neutraliza influencias externas; la prueba está a la vista si se observa a cualquier persona dentro de un aura marital bien establecida; está a salvo y resiste las influencias externas. Esta aura tiene la propiedad de restablecer el equilibrio de cualquiera de los cónyuges cuando ha sido sacudido por el roce de la vida; cuando hay mutuo afecto y respeto, hasta la confianza herida por los impactos del mundo se restaura con rapidez. Ésta es una de las mayores ventajas del matrimonio, porque nada es más difícil que manejarse con éxito cuando se ha lesionado gravemente la confianza.Cuando un matrimonio se destruye lo que más tarda en desaparecer es la capacidad de resistir interferencias externas, pues ambas partes detendrán su querella para unirse en contra de la agresión, y quien haya intentado interferir entre marido y mujer lo sabrá por experiencia.Desde el momento en que el aura matrimonial se establece, los dos son uno y recíprocamente se sentirán la prolongación del otro, al extremo de que cualquier ofensa o desprecio inferido a uno, lo sentirá el otro como una injuria directa; es curioso que esto rija aun en los matrimonios mal avenidos. Una vez firme el aura marital, se establece entre ellos una fuerza y resistencia indescriptibles; éste es elfactor que complica de modo tan extraño el problema del divorcio, puesa menos que haya adulterio, es muy difícil disolver el auramatrimonial. El adúltero es expulsado de ella y a menos que se reintegre aunque más no sea para comer y dormir, permanecerá fuera,pues ha cesado automáticamente la función del matrimonio. Y otra vez aquí la ley común convalida una antigua verdad esotérica cuando se dicta el divorcio, "de lecho y mesa", ya que es un hecho común, y por igual curioso, que al comer con una persona se establece con ella un lazo de carácter psíquico. Esto se reconoce aun en las costumbres de pueblos primitivos, especialmente cuando confieren a la hospitalidad categoría de deber sagrado. En estos pueblos la persona con la que se ha comido está a salvo de cualquier ataque aun varias horas después que haya abandonado el campamento, esto es, hasta que haya digerido lacomida.Cuando un matrimonio ha llegado al extremo de comer por separado ydormir en habitaciones diferentes, queda muy poco del auramatrimonial. El magnetismo que se crea por la comida en común es muy potente; con frecuencia cuando alguien se reconcilia con un ser del que estuvo distanciado, beben juntos. Cuando se llega a un punto detensión en que una persona diga: "No quiero comer contigo", la ruptura es definitiva e incurable. Al pasar, y sin comentarios, recordemos el efecto extraño y desagradable que produce una persona que rehúsa participar de un brindis.El pernicioso efecto que causan las relaciones promiscuas y clandestinas tiene su raíz en el daño que causan al magnetismo etérico de ambas partes, puesto que no puede formarse aura matrimonial alguna.Por consiguiente, no tiene lugar el peculiar efecto protector del matrimonio. Las relaciones irregulares son un estimulante, mas no un alimento; crean apetito y nunca lo satisfacen por completo; porque el significado de1 sexo no sólo radica en las relaciones físicas y cuando aquél se limita a esto, faltan ciertas vitaminas esenciales de carácter espiritual. El aura matrimonial lleva tiempo para que se establezca; por eso las parejas noveles pasan por periodos de inestabilidad como si el matrimonio no cumpliera sus propósitos ni sus fines, pero ello se debe a que aún no se ha consumado ya que éste consiste en algo más que la firma en el Registro Civil. Por lo común,cuando el matrimonio se sustenta en el amor recíproco este primer ímpetu emocional los pone por encima de las alternativas de eseperíodo, y cuando después las emociones se atemperan, comienza aformarse el aura del matrimonio de modo que las primeras querellas terminan en reconciliación y no en separación porque subconscientemente han descubierto que tienen necesidad indefectible uno del otro.El conocimiento del proceso que se cumple explica el choque, a veces de consecuencias imprevisibles, cuando fallece uno de los cónyuges aun cuando hayan constituido en apariencia un matrimonio infeliz. Mucha gente se mofa de la aflicción de los viudos y viudas cuyas reyertascontinuas eran conocidas; no obstante, el sentimiento de la pérdida puede ser por complete genuino.
Un viejo refrán dice: "Todos los difuntos eran buenos esposos", y otro que expresa: "Un mal marido es mejor que ninguno". Esto indica que la mujer depende del magnetismo del marido en mayor medida que lo que se está dispuesto a aceptar y aquélla sufre una pérdida seria cuando al desaparecer su compañero, este magnetismo también desaparece.Por su parte, el hombre es polígamo por naturaleza, y no depende de la misma manera que la mujer, del magnetismo contrario; su dependencia del matrimonio –que es menester distinguir de sus relaciones clandestinas, con exclusividad físicas– es social en su más alto y superior sentido pues llega a lo espiritual. Necesita de su hogar para refugiarse del mundo y esto sólo lo consigue con el aura del matrimonio. Pero también necesita salir de su hogar con intervalos regulares y frecuentes, pues de lo contrario verá disminuir su magnetismo lo mismo que la integridad de su personalidad.

Dion Fortune

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