jueves, 25 de diciembre de 2008

LA FUERZA DEL PENSAMIENTO

POR FRATER SHIN TERIOR


En unas personas más que otras (aquellas donde hay un componente vectorial de energía – activación, arousal- con una tonalidad negativa usualmente por situación ambiental –miedos, peligros a la superviviencia, ataques a la dignidad psicosocial que minan el autocontrol y con ellos el descontrol del arousal e ; con inadecuados modos de afrontamiento- ; o positiva por un buen control del arousal descontrolado con el paso del tiempo, provoca una falta de ajuste con la realidad, por un desfase entre lo interior y lo exterior. Si el mundo interior es malo, antes o después creará problemas en lo exterior a través de un colapso (neurosis o trastornos de personalidad) . Y viceversa.

Poseer una determinada fuerza de pensamiento está asociado a un yo flexible que no volátil, poderoso que no omnipotente, y maduro que no "en flor", con actuaciones claras y frontales (cuando no estratégicas) . Pero la fuerza del pensamiento puede ser soterrada por experiencias traumáticas, proansiógenas y quedar parte del potencial innato (genético, nuclear, la herencia psicogenética, la herencia cultural local, regional, nacional e internacional e incluso lo multinacional) reprimido por el retroceso, diría que por una suerte de subyugación fáctica. (Entiendo por subyugación fáctica como la quiebra de toda la personalidad ante una situación arrolladora. ) Ante el retroceso vital, o la falta de evolución, la psique consciente disminuye y la inconsciente aumenta en poder; y es propio del inconsciente el plano onírico o imaginativo, ya que los símbolos, fantasias o pesadillas, reales o no, son su reino.

En ese momento es cuando el arousal, la pulsión inconsciente se filtra al consciente y los pensamientos devienen razonamientos emocionales ( ver Donald Meichembaum) . La armonía entre el consciente y el inconsciente es una playa. Es misticismo, poesía, amor romántico, el plano épico también. La elevación desde un acantilado representa el aumento del plano consciente. Y cierta pérdida de la angelidadLos ángeles están compuesto de aire y fuego solar, y son de naturaleza andrógina pues caminan entre el agua y la tierra. Es la naturaleza primigenia del ser humano, el edén psicológico. Con el aumento del plano tierra, el crecimiento suele estar mediado por un viaje al centro de la tierra, o bien por una peregrinación, viaje iniciático. Las pruebas son hacia la oscuridad, tras un asentamiento en la comodidad de la luz. (notas antropológicas de campo Mirce Eliade y cols, Jung, etc), como las iniciaciones sacerdotales que pretender avanzar la vida hacia la muerte, y sugerir el devenir al renacimiento integral. Es una experiencia natural en los entornos primitivos, pero en las sociedad industriales se mantiene en forma de mito y/o rito. Salvo raros casos donde el proceso se desarrolla naturalmente, ora feliz, ora accidentado (ver S. Grof , la tormentosa búsqueda del ser).

Las pruebas hacia la oscuridad tienen que ver con la traición, el desmembramiento (impotencia existencial) y el resurgimiento con un núcleo semidivino: hombre, dios y animal en uno. "Homo est deus" et "deus sive natura", dijeron un poeta y un filósofo. La advertencia de las zonas oscuras inesperadamente, sin la adecuada guía, puede sumergir el plano consciente en oleadas de onirismo negativo ( ver fobias, obsesiones y compulsiones, la triada neurotica cognitva en los trastornos adaptativos como depresión - A.T.Beck- y los estilos cognitivos de los trastornos de personalidad – Millon-); y dicho onirismo negativo son los pensamientos o sensaciones de malestar, vacío, angustia o miedo, que se anteponen a la dicha natural del equilibrio de la existencia. La conquista del equilibrio implica reconocimiento de los opuestos: vida y muerte, placer y dolor, lo bueno y lo malo para sí, lo consciente y lo inconsciente. La mayoría de ritos antiguos se realizaban asociados a las cuevas (o catacumbas). Una experiencia común en los que se inician en la espeleología en su bautismo cardíaco donde la claustrofobia sucede como puro acontecimiento fisiológico donde la mente puede asistir al evento o participar en el torrente fisiológico con distintas cogniciones (reactivas o interpretativas) –uno no anticipa la muerte, simplemente mueres-. Los ritos masónicos contienen un enterramiento y resurrección como parte de sus misterios, virtudes parecidas con el desarrollo de la resistencia al dolor en los sacerdocios postchamánicos afrocaribeños.


El sacrificio del sufrimiento aceptando el dolor como extensión o polo del binomio dinámico de la naturaleza, por el descubrimiento del reconocimiento de la fuerza mental /existencial en el ser humano, y su uso personal tras haberse experienciado a si mismo con su triple naturaleza o triple aura: la animal, la humana, y la divina, o desde las ciencias sociales como la esencialidad biopsicosocial del hombre. Para muchos, todo lo potente, divino y poderoso emana del poder social y ese nivel convencional (ver Kolhberg) , que es el predominante, es la mayor fuente simbólico-representa cional de los dioses y mitos, los cuales se proyectan en figuras sociales de relevancia, dinamizando el mito y el rito en la marea social actual, en una suerte de baile arquetípico de máscaras y disfraces.Lógicamente, las ciencias sociales también están mayoritariamente imbuidas de fisicalismo extremo, y la separación entre psicología y filosofía a traido bienes (la especializació n) pero también desgracias.


En general, son pocos los que pueden detectar la conexión (que folklóricamente y popularmente predomina todavía) entre enfermedad mental y chamanismo (como el arte de manipular los complejos arquetípicos y su dinámica onírica, y en ocasiones en puro plano psicótico), la enfermedad psicosomática como efecto de brujería extrema (que en su tono amable en un mal de ojo), -como si todavía hubiese personas que consideran que la emoción (religiosa, erótica, estética, etc) pudiese en un clímax devenir en un rocío cuya reconocimiento lo convierte en corriente electromagnética y cuyo ejercicio e impacto es usualmente personal, egoísta y ambivalente; (cuan musculación psicoemocional) es equiparable a una búsqueda artística, la magia por la magia-. En mi opinión, la obsesión de esta asunto conduce al esoterismo de salón con ciertas dosis de espiritualismo moral, ya que Jamblico, como buen neoplatónico definió a los teúrgos como hombres de gran autoexigencia y pureza. Algo de eso es cierto, pero para ser justos, no es Velásquez sinónimo de arte sino sólo de una gran expresión del mismo, y sólo en una escuela. Para no entrar en el minimalismo conceptual, también existe, aparte de la magia por la magia, o el arte por el arte, la combinación de todos los binomios posibles.


Así, algunos dan con la magia por la filosofía, la magia por la psicología transpersonal, la magia por el arte literario o musical, etc... Atendiendo a la biografia de muchos personajes exponentes de la ciencia, el arte y la cultura, ese factor aparece como el mito del eterno retorno, o en ocasiones, como un juego rápido de luces y sombras, de racimos de preguntas sin respuesta, que sólo apuntan, en su insólito punto de fuga a un supremo enigma, cuya expresión racional siempre conduce a una metáfora más, en ocasiones a un modelo coherente, abierto, y por ende, incompleto. La anatomía es una ciencia cerrada y completa. Las ciencias del comportamiento y las escuelas de psicología se asemejan a un iceberg, cuya punta observamos con claridad resplandeciente (ver J. Weiss), pero es abierta y siempre en plena actualización y reformulación, como la antropología, la economía y el derecho, entre otros. Y en extensión, la psicología transpersonal pretende ahondar desde una perspectiva curativista este enigma desde el academicismo organizado, usualmente desde las metáforas de pensadores de corte budista y neoplatónico. El pensamiento es acción. Y se identifica en un plano de la conducta: el cognitivo. La psicología transpersonal puede incluir en su arsenal psicoterapéutico de técnicas y metodologías, en el entrenamiento de aptitudes terapéuticas, procedimientos encubiertos asociados al significado simbólico de los actos (donde acto es coherencia de pensamiento, expectativa, autoeficacia; la estimulación emocional consecuente – aunque puede ser antecedente) , para apoyar los procedimientos y protocolos implementados en la consulta en relación a un paciente o cliente.

Los casos de salud mental donde es posible dinamizar el factor transpersonal, sin prejuicios de ningún tipo, desde un bagaje sociocultural u otro, sea académico o popular, pero siempre en relación al contexto del paciente, tienden a mejorar de una forma más íntegra, profunda y duradera. Los casos de terapia de pareja (individual o familiar) ,donde es posible dinamizar el factor transpersonal desde ciertos mitos de pasión, atracción, tienden a resolverse con mayor garantía al combinarse con la metodología al uso. Ahora bien, si el terapeuta debe poner a disposición del caso que le ocupa, sus propios vectores –aunque enraizados en el mismo inconsciente colectivo- y su esfuerzo (aunque sea un esfuerzo sin esfuerzo “ wu wei”), y tiene éxito en el cambio propuesto, en la dirección postulada o acordada, entramos no sólo en el cambio personal del paciente, sino en el situacional, que incluye personas y relaciones en un todo que es más que la suma de sus partes. En este microsistema es donde detona la corriente transpersonal del terapeuta competente.Y ese nivel de competencia, extiende los límites de actuación a límites insospechados, cuya techo profesional o práctico está por definir, o vendrá definido por la propia vida del mismo.Como con esto indico que el curativismo como función principal de la filosofía transpersonal queda relegado a un fenómeno periférico, colateral. Y así, el psicoterapeuta deviene en filósofo transpersonal aceptando la multidisciplinaried ad de su objeto de estudio, y de sus procedimientos. Y el filósofo deviene en artista. Sus moldes son los arquetipos, y el relleno es la materia y sus relaciones internas, así como el tejido intersubjetivo de la misma.



Ante una evaluación global, propia o ajena, la proyección de su mente supraconsciente en el plano de las relaciones humanas puede crear un incipiente surco cuya ampliación simbólica conduce al estado que es la resolución o consumación del conflicto previo. Apoyar un proyecto desde la transpersonal equivale lo que antaño se definía como magia, brujería, neochamanismo en estado puro aceptando la dinámica social desde la perspectiva hegeliana, donde el motor de la historia es el espíritu, y su expresión dialéctica ha calado en los procesos de la psicología cognitiva (dialéctica), y en lo social a través de la repercusión de la obra apolítica de Karl Marx. Es la línea roja del espíritu, o el sendero de la mano izquierda, inseparable de las emociones y dinámicas más populares, cuando no simplemente, terrenales: las filias y las fobias de las que nadie está sustraido, amor y odio, pasión y dolor, eros y tanatos en una interminable relación dialéctica cuyo baile conduce a un plano de equilibrio superior (ver I.Prigogine, ver Piaget) La vida es la metáfora de la conciencia.

F.S.T.

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