martes, 3 de noviembre de 2009

LAS SALAMANDRAS

Los antiguos honraban en sumo grado a las salamandras, llamándolas los Reyes del

Fuego a causa de su aspecto llameante, su enorme fuerza y poder, y el importante papel que

desempeñan en los asuntos humanos. Ninguna chispa o fuego puede encenderse en la tierra

sin la ayuda de las salamandras, porque son los espíritus del fuego. Los que poseen la

capacidad de estudiar los fenómenos de la clarividencia pueden ver a los grandes reyes del

fuego retorciéndose y girando en las llamas, especialmente durante una gran conflagración.

Muchos de los antiguos creían que las salamandras del fuego eran dioses, afirmando que

sus emperadores eran los hilos de estos reyes del fuego.

Las salamandras tienen a su cargo las esencias emocionales del hombre, y viven en

el tercer éter, que refleja las cualidades del plano astral o mundo del fuego. Su forma y

tamaño son muy variables, y a veces se las suele ver arrastrándose en medio del fuego. Eran

conocidas por los antiguos como grandes gigantes vertidos con una armadura de llamas que

elevaban a través de las esencias del elemento fuego. Guardan una estrecha conexión con

todas las organizaciones sagradas que utilizan el fuego en el altar, y no caben dudas de que

son idénticas a los gigantes-llameantes de Escandinavia. Gustan especialmente del incienso,

cuyos humos les permiten asumir las formas de ciertos cuerpos.

Las salamandras son los más fuertes y más dinámicos de todos los elementales.

Gran similitud existe entre ellas y los ángeles Luciféricos, y también con los grandes Devas

del fuego de la India. En los volcanes y en los estratos ígneos de la tierra moran según el

decir popular, y desde allí imparten su autoridad. Su rey llameante, Djin, es un ser


maravilloso, ardiente y que inspira reverente temor, y gobierna a sus súbitos con una vara

de llamas.

Aunque peligrosas para la vida humana, las salamandras, cuando se sabe

comprenderlas, son muy beneficiosas. Son prontas en la acción, tempestuosas y

emocionales, pero muy enérgicas. Algunas pueden alcanzar un tamaño impresionante y se

parecen a los gigantes de los tiempos prehistóricos, mientras que otras son muy pequeñas y

apenas perceptibles a simple vista. Se sabe que moran en el sur, y se las siente en los

cálidos vientos del ecuador. Poseen un temperamento ardiente, e influyen hasta cierto punto

en todos los individuos dotados de este temperamento. Si se deja que esta cualidad se

convierta en el poder que controla la vida, las salamandras, que obran a través de ella,

confieren a todos los que sufren esta influencia una naturaleza tempestuosa, un

temperamento ardiente y pasiones incontrolables.

Debido a la tenuidad del elemento donde moran; es muy raro ver a las salamandras.

Viven hasta una edad avanzada, y muchas sobreviven millares de años antes de disolverse

finalmente en la esencia primordial en la que se habían diferenciado.



Manly Palmer Hall - Fuerzas Invisibles