Estos sueños, como indica Dickens, son muy detallados, o bien presentan alguna 
cualidad especial que les es propia. El doctor Walter Franklin Prince, clérigo e 
historiador americano, y brillante investigador psíquico, contaba que en el 
transcurso de su vida tuvo cuatro sueños que, comparados con el resto, son "como 
la noche al día". Las imágenes en estos sueños eran extraordinariamente reales, 
y las emociones que producían, intensas. Este es el relato de uno de sus sueños:
Estaba mirando un tren cuya cola salía de un túnel. De pronto, para mi horror, 
otro tren se arrojó sobre él. Vi arrugarse y amontonarse los vagones, y de entre 
la masa de restos salían los gritos agudos y agonizantes de los heridos... Luego 
lo que parecían ser nubes de vapor o humo se incendiaron y los gritos de agonía 
aumentaron. En este instante mi esposa me despertó, preocupada por mis gritos 
angustiados.
A la mañana siguiente ocurría en Nueva York, a 125 km. de distancia, una 
catástrofe ferroviaria. Cuando el doctor Brice leyó las crónicas de los 
periódicos quedó sorprendido por la similitud de muchos detalles: los trenes 
colisionaron a la entrada de un túnel, los conductos de vapor reventaron y se 
produjo un incendio, etcétera.
John W. Dunne, ingeniero aeronáutico británico, estaba intrigado por sus propios 
sueños que, con frecuencia, parecían predecir acontecimientos futuros. En su 
libro An experiment with time (Experimento con el tiempo, 1927) describió 
meticulosamente algunos de ellos. El siguiente, ocurrido en otoño de 1913, es un 
ejemplo típico:
La escena era un terraplén con una vía de ferrocarril. Supe entonces que el 
lugar se encontraba al norte del puente de FirthForth, en Escocia. Al pie del 
terraplén había una senda, por la que la gente paseaba en pequeños grupos. La 
escena se repitió algunas veces, pero en la última vi que un tren que iba en 
dirección norte había caído por el terraplén. Vi varios vagones cayendo y 
bloques de piedra rodando.
Trató de fijar la fecha, pero todo lo que pudo conseguir fue localizarla en la 
primavera siguiente (a mediados de abril).
El 14 de abril de 1914 el tren-correo "El escocés volador" saltó el parapeto 
cerca de la estación de Burntisland, 24 kilómetros al norte del puente Forth, 
cayendo sobre el campo de golf desde 6 metros de altura.
Recientemente se han instalado en diversos lugares del mundo oficinas para 
recoger las premoniciones del público, en un intento de contrarrestar la opinión 
de que estos relatos sólo se conocen después de que los hechos hayan ocurrido. 
La Oficina de premoniciones de Toronto, recibió el siguiente relato de una 
premonición que, como muchas otras, tiene su origen en un sueño.
La señora Zmenak soñó que recibía una llamada de la policía. Le dijeron que su 
marido llegaría a casa algo más tarde porque se había producido una muerte; 
luego vio un cuerpo sin piernas. Al despertar estaba segura de que su esposo no 
iba a morir, pero si de que alguien moriría si él salía de casa al día 
siguiente. El esposo desestimó la advertencia.
De regreso a casa, el coche del señor Zmenak sufrió una avería y se detuvo. 
Mientras él iba a telefonear, un coche de la policía se detuvo para comprobar lo 
que hacía, y también se detuvo otro coche al otro lado de la calzada. Su 
conductor se había perdido y cruzó la carretera para informarse. El policía le 
indicó la ruta, pero cuando regresaba a su coche fue atropellado y murió en el 
acto. Sus piernas quedaron como separadas del cuerpo.
Cuando un sueño profético coincide con la realidad de una forma tan exacta, se 
diría que durante el sueño las barreras del tiempo y del espacio se pueden 
saltar. Como todos dormimos y soñamos, todos tenemos la posibilidad de traspasar 
esas barreras en alguna ocasión.
 
 
 
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