viernes, 15 de julio de 2011

SUEÑOS PREMONITORIOS

Fuente no citada




Durante el sueño parece que se nos abran otros mundos. Con frecuencia, nuestros

sueños nos transportan a tiempos y lugares remotos; nos encontramos a nosotros

mismos entre personas y cosas que nos son familiares, aunque extrañamente

transfiguradas. Hacemos cosas que nos resultarían imposibles estando despiertos,

o nos encontramos paralizados e incapaces de realizar la más simple de las

acciones. A veces tenemos la sensación de poseer un conocimiento profundo que

daría sentido a toda nuestra vida, conocimiento que olvidamos al despertar o que

nos parece incoherente. Y quizás, a veces, los sueños nos proporcionan un

conocimiento real, una visión de un futuro que acontecerá en realidad.

La naturaleza de los sueños ha desconcertado a la humanidad civilizada desde los

primeros tiempos. Alrededor de los sueños se han desarrollado innumerables

creencias y cultos. Esto no debe sorprendernos, ya que actualmente ninguna

teoría del sueño y de los sueños es aceptada universalmente.

Las antiguas creencias acerca de los sueños se basaban en la idea de que

predecían sucesos futuros, y se inventaron métodos complicados para su

interpretació n. Uno de los más antiguos manuscritos que se conservan, un papiro

egipcio de 4.000 años de antigüedad, está dedicado al complejo arte de la

interpretació n de los sueños.

Un sueño del faraón Tutmés IV, hacia 1450 a.C., se consideró lo bastante

importante como para ser grabado en una lápida que fue erigida frente a la Gran

Esfinge de Gizeh. Cuenta cómo, cuando era todavía príncipe, Tutmés soñó durante

la siesta que el dios Hormakhu le hablaba, diciéndole: "La arena del paraje en

el que transcurre mi existencia me ha cubierto. Prométeme que tú harás lo que

desea mi corazón; entonces sabré que tú eres mi hijo, que tú eres mi

salvador..." Cuando fue faraón, Tutmés retiró la arena que cubría la Esfinge

sagrada en honor de Hormakhu, y su reinado fue largo y fructífero, tal como el

dios le había prometido en el sueño.

miércoles, 6 de julio de 2011

Sueños proféticos

Estos sueños, como indica Dickens, son muy detallados, o bien presentan alguna


cualidad especial que les es propia. El doctor Walter Franklin Prince, clérigo e

historiador americano, y brillante investigador psíquico, contaba que en el

transcurso de su vida tuvo cuatro sueños que, comparados con el resto, son "como

la noche al día". Las imágenes en estos sueños eran extraordinariamente reales,

y las emociones que producían, intensas. Este es el relato de uno de sus sueños:

Estaba mirando un tren cuya cola salía de un túnel. De pronto, para mi horror,

otro tren se arrojó sobre él. Vi arrugarse y amontonarse los vagones, y de entre

la masa de restos salían los gritos agudos y agonizantes de los heridos... Luego

lo que parecían ser nubes de vapor o humo se incendiaron y los gritos de agonía

aumentaron. En este instante mi esposa me despertó, preocupada por mis gritos

angustiados.

A la mañana siguiente ocurría en Nueva York, a 125 km. de distancia, una

catástrofe ferroviaria. Cuando el doctor Brice leyó las crónicas de los

periódicos quedó sorprendido por la similitud de muchos detalles: los trenes

colisionaron a la entrada de un túnel, los conductos de vapor reventaron y se

produjo un incendio, etcétera.

John W. Dunne, ingeniero aeronáutico británico, estaba intrigado por sus propios

sueños que, con frecuencia, parecían predecir acontecimientos futuros. En su

libro An experiment with time (Experimento con el tiempo, 1927) describió

meticulosamente algunos de ellos. El siguiente, ocurrido en otoño de 1913, es un

ejemplo típico:

La escena era un terraplén con una vía de ferrocarril. Supe entonces que el

lugar se encontraba al norte del puente de FirthForth, en Escocia. Al pie del

terraplén había una senda, por la que la gente paseaba en pequeños grupos. La

escena se repitió algunas veces, pero en la última vi que un tren que iba en

dirección norte había caído por el terraplén. Vi varios vagones cayendo y

bloques de piedra rodando.

Trató de fijar la fecha, pero todo lo que pudo conseguir fue localizarla en la

primavera siguiente (a mediados de abril).

El 14 de abril de 1914 el tren-correo "El escocés volador" saltó el parapeto

cerca de la estación de Burntisland, 24 kilómetros al norte del puente Forth,

cayendo sobre el campo de golf desde 6 metros de altura.

Recientemente se han instalado en diversos lugares del mundo oficinas para

recoger las premoniciones del público, en un intento de contrarrestar la opinión

de que estos relatos sólo se conocen después de que los hechos hayan ocurrido.

La Oficina de premoniciones de Toronto, recibió el siguiente relato de una

premonición que, como muchas otras, tiene su origen en un sueño.

La señora Zmenak soñó que recibía una llamada de la policía. Le dijeron que su

marido llegaría a casa algo más tarde porque se había producido una muerte;

luego vio un cuerpo sin piernas. Al despertar estaba segura de que su esposo no

iba a morir, pero si de que alguien moriría si él salía de casa al día

siguiente. El esposo desestimó la advertencia.

De regreso a casa, el coche del señor Zmenak sufrió una avería y se detuvo.

Mientras él iba a telefonear, un coche de la policía se detuvo para comprobar lo

que hacía, y también se detuvo otro coche al otro lado de la calzada. Su

conductor se había perdido y cruzó la carretera para informarse. El policía le

indicó la ruta, pero cuando regresaba a su coche fue atropellado y murió en el

acto. Sus piernas quedaron como separadas del cuerpo.

Cuando un sueño profético coincide con la realidad de una forma tan exacta, se

diría que durante el sueño las barreras del tiempo y del espacio se pueden

saltar. Como todos dormimos y soñamos, todos tenemos la posibilidad de traspasar

esas barreras en alguna ocasión.